Adiestramiento de un perro tímido

La timidez en los perros puede llegar a extremos muy llamativos. En algunos casos la timidez de ese perro se debe a algun hecho traumático (o una sucesión de hechos traumáticos) que han hecho que el temor domine al perro. En otros casos, al igual que en los humanos, la propia naturaleza les ha dotado de un carácter temeroso y retraído. Sin embargo es importante superarlo, ya que un  perro con miedo no solo no es feliz, sino que por el propio miedo hasta puede llegar a atacar. El adiestramiento de un perro tímido soluciona el problema en casi todos los casos. Por supuesto que se trata de trabajar mucho con el perro, tener paciencia y repetir mucho los ejercicios.

Veamos en primer lugar que cosas no debemos hacer con un perro que tiene este problema. Muchas personas que tienen un perro con este problema tienden a agravarlo, queriendo ayudar. Por ejemplo, si el perro le teme a los paseos, pues no lo sacan más a pasear. Si el perro le teme a todos los demás perros, no lo exponen a su presencia, así sea frente al más amable y sociable de los perros. Esto se llama evitación, y no se debe hacer nunca.

Otro punto a tener en cuenta es que cuando el perro se muestra temeroso, no hay que calmarlo con mimos ya que refuerza su conducta de temor. El perro va a creer que está bien hacer eso.

Para que el perro tenga confianza en sí mismo, debe primero confiar en nosotros. Para eso nos debe ver como el alfa o dominante de su grupo. Eso se logra, como ya hemos visto, con pequeños detalles, que vamos a dejar claros siempre en dos elementos claves del entrenamiento: paseos (para ejercitar disciplina) y juegos.

Salimos a pasear con el perro, siempre delante de él. Si se muestra asustado, lo ignoramos y seguimos caminando muy relajados. Si el miedo es realmente intenso, nos sentamos junto a él, muy cómodos, y bostezamos en forma muy evidente. El perro comprende que eso quiere decir que estamos muy relajados. Si el perro nos reconoce como dominantes y ve que estamos muy tranquilos, se va a calmar.

Retomamos el paseo. Poco a poco comenzará a hacer lo que más les gusta a los perros que es olfatear todo. Le damos tiempo para que lo haga. De esta forma sabe que perros están por la zona (olfateando la orina), si son machos o hembras, etc. En pocas palabras, ejercicio y cotilleo lo harán relajar de a poco. Tengamos en cuenta que esto no va a ocurrir ni en el primer ni en el segundo paseo.

Todo lleva mucho tiempo y práctica. En unos casos es más rápido y en otros más lento, pero repetir es la clave. Por otra parte, una vez solucionado el problema, el perro debe seguir paseando con su dueño al menos dos veces al día, como todos los perros.

El siguiente punto de aprendizaje es el juego. Como dominantes somos quienes iniciamos y quienes terminamos el juego. Al principio no va a querer participar mucho, pero hay que buscar la forma. Los primeros juegos es muy importante que sea el perro quien persigue, y nunca que sea él el perseguido. Para eso buscamos un juguete que le guste mucho, lo llamamos por su nombre y corremos con ese juguete de modo que lo vea. Dejamos que los atrape, pero se lo volvemos a quitar, siempre llamándolo y mostrando que estamos muy divertidos. Eso sí, relajados, no gritando mucho.

Cada conducta positiva, cada conducta negativa  que vence debe ser destacada. Lo felicitamos, acariciamos a damos un chuche, algo que siempre funciona. Si es muy temeroso esas primera felicitaciones deben ser enfáticas pero no  gritando.

Con tiempo,  mucha paciencia y mucho cariño, se supera sin problemas.

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