Quienes por primera vez comienzan a averiguar en qué consiste el adiestramiento canino, casi invariablemente se sorprenden por la enorme cantidad de ofertas completamente diferentes que existen hoy día. Tal vez no son diferencias sustanciales en lo básico, ya que en general todos tienden al reforzamiento positivo (estimular y destacar enfáticamente las conductas deseadas) y no más al reforzamiento negativo basado en el castigo (algo que se debe erradicar en forma absoluta). Pero, a pesar de que siempre se aplica una misma idea base, se hace de formas completamente distintas. Destacamos que nos estamos refiriendo no al adiestramiento que puede hacer el dueño del perro, si no al de un profesional. Veamos en qué consisten las formas más comunes de adiestramiento, no en cuenta al fundamento, pero si en cuanto a la forma de aplicación.
Un primer estilo simple es el adiestrador que retira el perro de su casa, y lo lleva a entrenar, sin el dueño, a otro lugar. Como ventaja el perro pasea, se distrae y en general pasa un tiempo con otros perros. Si el dueño no dispone de tiempo, también es buena idea. Como desventaja fundamental es que el dueño no aprende nada, al menos no lo aprende con el perro. Por supuesto que luego de cada clase se le comunican los ejercicios, pero no es lo mismo que compartir ese tiempo.
Otro punto potencialmente negativo es que no nos consta cuanto tiempo real dura el entrenamiento y si se lo trata bien o no. Obviamente que partimos de la base que contratamos a alguien serio, pero es un hecho que si no presenciamos no tenemos certeza.
Otra forma de uso muy frecuente son las clases en grupo. Un par de veces a la semana se reúnen los dueños con sus perros, junto al entrenador. Éste muestra los ejercicios, muchas veces con su propio perro. Luego cada uno los practica, y lleva a casa la “tarea” para la próxima clase. Como ventaja tiene un factor de gran peso hoy día que es el económico. Al compartir entre todos el gasto, es mucho más barato. El perro comparte tiempo con otros perros, y los dueños intercambian experiencias, dato para nada menor. La desventaja fundamental es que no suele haber ni tiempo ni espacio para problemas especiales que pueda tener un perro. Sin embargo, para un perro promedio este tipo de entrenamiento es muy bueno.
Una modalidad muy eficiente y segura es el entrenador, el perro y el dueño. Aquí la atención es personalizada, las clases serán a veces en casa y otras fuera de ella, de modo de entrenar situaciones lo más amplias posibles. Es ideal para perros con problemas concretos, ya sean innatos a adquiridos. El hecho que el dueño y el perro aprendan juntos es muy positivo, ya que es el binomio que debe aprender a interactuar. La desventaja fundamental es el costo y la necesidad de disponer de tiempo para permanecer toda la clase junto con el perro.
Sea cual sea el estilo de entrenamiento por el cual optemos, es muy importante elegir las personas adecuadas. La opinión de nuestro veterinario de confianza es fundamental, pero siempre es importante averiguar mucho antes de dejar nuestro perro en manos de personas que no conocemos, sobre todo a solas y fuera de casa. La reacción del perro, ver cómo viene si ha sido a solas, es importante también.
Pero no hay entrenador que sirva si no hacemos luego los ejercicios. El perro necesita de mucha constancia y un número importante de repeticiones para incorporar una conducta como propia, de lo contrario olvidará todo lo aprendido en muy poco tiempo.