Un poco de historia para comprender mejor la conducta canina

Para poder adiestrar un perro, así sea simplemente para la convivencia en nuestra propia familia, es importante comprender las causas de la conducta canina de los perros. No podemos modificar algo que no entendemos, ya que eso sería actuar a ciegas. Pero para comprender la conducta del perro, especialmente en su relación con el ser humano, es interesante conocer la historia de esa relación, historia que  ciertamente no es breve. Datos comprobados, como los que se encuentran en la Cueva Goyet de Bélgica, demuestran que esta relación tiene no menos de 37.000 años, lo que marca la importancia que ha tenido para ambas especies esta relación.

El hombre primitivo sobrevivía cazando, y cuando no había caza, simplemente actuaba como carroñero. Esto quiere decir que comía los restos de otros animales muertos. Competir con otros animales como cazador era bien complicado. El hombre no es ni tan fuerte ni tan veloz como otros animales. Solo la habilidad podía compensar esas diferencias naturales. La relación del hombre y el perro comienza como una relación de cooperación entre los hombres primitivos y  los primeros perros, descendientes de los lobos. El  perro colaboraba en la caza y obtenía compañía y protección del hombre.

Conductas caninas mantenidas y ampliadas

Cuando el hombre dio el siguiente paso evolutivo importante, que fue la agricultura, la relación se mantuvo. Ahora el perro ayudaba a proteger el territorio, cuidar el ganado y nuevamente, como compañía. Por supuesto que no perdió su habilidad como cazador, pero sumó otras destrezas, como el cuidado del ganado o el territorio. Al día de hoy, la relación se mantiene muy estrecha, con perros que se han especializado en determinada función y otros que son simplemente miembros del grupo familiar.

El perro como descendiente del lobo, conserva varias de sus características, especialmente una muy importante: es un animal gregario por naturaleza. Para el perro es clave vivir en un grupo. No diferencia claramente que los humanos que viven con el son de otra especie, simplemente son parte de su grupo.

El grupo de convivencia para un perro no es un grupo desordenado. La siguiente característica fundamental es que para los perros, su grupo social tiene un orden jerárquico. Hay quien manda y quienes obedecen. El alfa del grupo es quien manda. El perro no parte de la base que el humano manda, simplemente hay uno en el grupo, sea perro o humano, que es el alfa. Si el perro no está bien adiestrado y no tiene claro su lugar en la jerarquía del grupo, la convivencia será muy problemática, especialmente si es el quien manda en el grupo. Más o menos todos hemos visto casos así, donde el perro es quien marca reglas en la casa.

Un error muy frecuente es pensar que para el perro ocupar el último lugar en la jerarquía es algo malo o humillante. No lo es ni remotamente, lo que sí es muy malo para el perro es no saber cuál es  su lugar. Si no tiene claro a quien es que hay que obedecer, si no hay reglas muy definidas, el perro se confunde y su conducta se altera.

Cuando traemos un perro a nuestra familia, debemos comprender que estamos incorporando un nuevo miembro a nuestro grupo. No es un humanito, es de otra especie, pero es un miembro de nuestro grupo. Para el perro es fundamental que las reglas sean claras y permanentes, de ahí la importancia del adiestramiento. No es simplemente enseñar trucos para que el perro sepa hacer tal o cual cosa. Se trata de dar seguridad al perro, con reglas claras. . Con eso se logra un comportamiento estable, adecuado y sobretodo, feliz.

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